Dice la mecánica clásica que existe una temperatura límite por lo bajo, el cero absoluto, en la cual las partículas carecen de movimiento. El cero absoluto corresponde a -273,15ºC. En Móstoles, en la calle de Villamil y tal como demuestra esta foto enviada por Cristina Asensio, un termómetro registra algunas noches los -173ºC, lo que no es poca cosa, teniendo en cuenta que las noches más frías de la Antártida apenas pueden bajar de los-89ºC. Algunos exploradores han hecho llegar informes que describen, efectivamente, una cierta ralentización del devenir alrededor de este punto, que se expresa en un cierto frío emocional.