El mercado no es una entidad permanente abierta. La posición en él es fundamental, porque retroalimenta la fuerza del actor económico, es homeostática, se reproduce. Que el cine de mafias se haya convertido en uno de los géneros predilectos de nuestra sociedad mercantil no es casual. Representa la verdadera épica moderna, movilizando los deseos de heroísmo, peligro y lucha a vida o muerte en el único terreno donde se juega el éxito socialmente reconocido: la toma de posiciones en un mercado.