El río gris del cielo
Carne montada, como nata
bajo la lluvia tropical
que dibuja un paisaje cubista en la tarde de La Habana.
Muslos llenos de pechos, de labios, de glúteos
que florecen empapados
rendidos
para ser tomados por el azar, por el roce, por la casualidad que ha de cambiar la vida.
Todo es un delta carnal de 100.000 brazos por donde desemboca,
de forma inverosímil,
el cielo que se ha vuelto un río gris
(el escote, la espalda, los dedos de los pies).
Un río gris
que pule y adula los colores.
Todo hinchado porque sí.
Con el pecho que quiere respirarse a sí mismo
la ciudad transpira su fiebre
a cambio de un ensayo de destrucción.
La Habana, 10 de Octubre 2012.![]()